La música jamaicana es mundialmente famosa, no solo por hacer que quieras cantar y mover las caderas, sino también por ser una herramienta poderosa de "cambio". Aunque normalmente se utiliza el reggae para definir la música de Jamaica, la música tradicional isleña o folk es muy rica y está cargada con la esencia de los ritmos africanos y las experiencias colectivas, y ha seguido desarrollándose hasta convertirse en un patrimonio extraordinario. Partiendo de varias influencias diferentes, nuestra música refleja las corrientes de cada época con los sonidos y ritmos, cada uno con su propio compás.
El folk es la forma de música más antigua de Jamaica y sigue siendo uno de los aspectos más influyentes de nuestro patrimonio. Su ritmo rompe las barreras sociales y unifica nuestra nación con su intensidad e ingenuidad. Su poder para curar, inspirar e incitar hace que sea una parte fundamental de la identidad jamaicana. La música se caracteriza por tres grandes grupos: melodías para el trabajo y el ocio, melodías religiosas y música de baile. Cada grupo tiene su propia melodía, pero todos tienen algo en común en lo que respecta a los acompañamientos utilizados, especialmente el tambor e instrumentos de viento y cuerda pequeños.
Hacia principios del siglo XX, adoptamos el calipso, el tango y la samba, y los fusionamos para crear una forma de música vibrante jamaicana llamada mento. Su combinación de banjos, tambores de mano, guitarras y marímbulas creó un ritmo fascinante con letras alegres y cómicas la mayoría de las veces.
Esperando nuestra independencia durante la década de los sesenta, estábamos repletos de optimismo. Llenos de buenas esperanzas y grandes sueños, los ritmos de jazz alegres del ska, a pesar de estar influenciados por el rhythm and blues americano, se hicieron naturales de Jamaica. ¡Fueras donde fueras había ska, ska, ska! Cuando empezó a sonar en el extranjero, se extendió como la pólvora por el metro de Londres, alcanzando su momento clave con My Boy Lollipop de Millie Small.
El virus del "giddy-up" se tomó un descanso, el ritmo de la música se hizo más lento y en la década de los setenta surgieron las líneas de bajo graves. Los mensajes sociales se convirtieron en canciones. Los pasos de baile se volvieron lentos y los "chicos malos" se hicieron amigos del nuevo sonido que caracterizaba el momento. Esto era el rock steady, pero esta época fue transitoria, ya que tenía que dejar pasar a la música inevitable, abrasadora y rebelde: ¡el reggae!
El reggae resonaba entre los desposeídos. Las leyendas jamaicanas Burning Spear, Bunny Wailer, Bob Marley, Dennis Brown y Peter Tosh ayudaron a dar forma a esta música. Los sonidos dominaban los estudios de grabación, llenaban las tiendas de discos, sonaban fuerte en los sistemas de sonido y reinaban con supremacía en los bailes callejeros. Los jamaicanos de todas clases inundaban los jardines, las salas del centro y varios clubes nocturnos para pasarlo bien.
A finales de los ochenta y principios de los noventa, surgió el dancehall, como consecuencia del reggae. El dancehall tenía una naturaleza más enérgica y satírica. Las letras duras sobre los ritmos informatizados, las batallas de DJ (cara a cara), los sistemas de sonido, los nuevos estilos de baile y las tendencias de moda son sus características principales. La reputación de los DJ se construye según su destreza para crear ritmos versátiles, expresiones nuevas pegadizas y su habilidad para "montar" un ritmo. Algunos DJ famosos como ‘King’ Yellowman, Shabba Ranks, Shaggy, Beenie Man, Buju Banton, Lady Saw, Capleton y Bounty Killa se consideraban estrellas y se convirtieron en los ídolos de los jóvenes de Jamaica.
El reggae sigue siendo famoso a nivel internacional, desde las raíces roqueras hasta el dancehall. Ha ido cobrando éxito en el extranjero y a él se le atribuye el nacimiento del famoso género americano "hip-hop". Los artistas modernos siguen fusionando los ritmos del reggae con otras formas de música para crear sonidos nuevos, transmitiendo sus mensajes y difundiendo las buenas vibraciones de la isla.